Sesión Especial: Elecciones 2009 y Perspectiva Comparada

“La Elección Presidencial Chilena 2009 y Perspectiva Comparada”

Transcripción editada de la conferencia (Bajar PDF)


Ena Von Baer
“(Diapositiva N°1) Los datos de esta presentación pertenecen a  la encuesta CEP. Y lo que les quiero llamar la atención de este cuadro es la línea que va hacia arriba, porque esa línea es la no identificación. Lo que tenemos nosotros ahí es que la identificación partidaria con los partidos a principios de los noventa era mucho más que la que tenemos hoy día. Alrededor de la mitad de los encuestados  ya no se identifica con los partidos, es decir, personas que no se sienten cercanos a un partido político. Sin embargo, si comparamos el sistema político chileno con otros sistemas políticos sabemos que en Chile el conocimiento con respecto a los partidos políticos y el voto político es bastante fuerte. Si uno mira esto en el largo plazo tenemos un aumento bastante importante de las personas que no se identifican con ningún partido político.  Esto es también para mostrarles la evolución que hemos tenido respecto de los resultados electorales. Esto está hecho (….) comparando la Alianza con la Concertación que son las dos grandes coaliciones políticas que tenemos en Chile , las que dominan en la competencia electoral, esto no quiere decir que no haya otros partidos sino que simplemente lo que les quiero mostrar acá es cómo se comportan estas dos coaliciones respecto a la competencia entre ellas. Lo que tenemos ahí , la línea naranja que va siempre por arriba, es la Concertación , y la línea azul que va por abajo es la coalición de centro-derecha, la Alianza. Como ustedes pueden ver en ese gráfico, a principios de los noventa la Concertación era mayoría en todas las elecciones y había una brecha bastante importante respecto a la Alianza. El resultado se cruza cuando uno mira el año 99, que es el primer círculo en rojo que ustedes tienen ahí. Esa es la elección donde por primera vez el candidato presidencial  de la Alianza fuerza una segunda vuelta y es la elección donde en segunda vuelta gana el Presidente Lagos. ¿Por qué señalo ese punto? Porque es un punto que yo considero como un punto de quiebre. Es desde ahí que hemos tenido segunda vuelta en las elecciones presidenciales en Chile, y desde ahí que la brecha entre las dos coaliciones políticas se ha estrechado, en algunas elecciones más, en otras menos. En las presidenciales siempre la competencia es más estrecha. Sin embargo, desde el año 99, yo creo que de lo que estamos hablando cuando estamos pensando en elecciones presidenciales en Chile, estamos hablando de un escenario competitivo. Un escenario donde estamos pensando generalmente que se va a producir una competencia estrecha. Con un escenario un poco distinto a partir del 2005, la línea azul está encima de la naranja en la primera vuelta, pero eso es un poco mentiroso porque está la suma de los votos de Sebastián Piñera y Joaquín Lavín que eran los candidatos de la Alianza en ese momento. Lo que les quiero llamar la atención ahí es que también se fuerza una segunda vuelta. Sin embargo, si es que ustedes miran bien los números todos los votos de Lavín y de Piñera no se traspasan a Piñera que es el que pasa de la Alianza a la segunda vuelta. Y gana en ese momento la elección la Concertación con la Presidenta Bachelet. Lo último sobre lo que les quiero comentar en este cuadro es que al final tenemos la elección municipal del año pasado. Ahí tenemos la primera elección, y este es un factor nuevo, la primera elección que gana la Alianza. Es la primera elección en veinte años que gana la Alianza. Sin embargo, nosotros en las elecciones municipales tenemos dos elecciones: la de alcaldes y la de concejales. La de alcaldes, para que nuestros amigos extranjeros entiendan, es para que el que manda en las municipalidades, y los concejales, es un Concejo  que se elije, que es un voto más partidario, lo otros es un voto más por persona. Y, ¿qué es lo que tenemos ahí? que en la de alcalde gana la Alianza y en la de concejales gana la Concertación. Sin embargo tenemos un elemento nuevo, que es la primera elección que gana la Alianza. Esto también es un elemento distinto que nosotros siempre tenemos que pensar que la elección municipal en Chile es la elección, yo creo que por desgracia para la elección municipal, que viene justo antes de la elección presidencial. Por lo tanto, siempre marca a la elección al año siguiente. Vamos a comentar eso un poco más tarde.
(Diapositiva N°2) Este es el escenario electoral en 1999, entre Joaquín Lavín y Ricardo Lagos. ¿Qué es lo que tenemos ahí? Un Joaquín Lavín que se fue acercando a Ricardo Lagos a medida que pasaba el tiempo y donde por primera vez se fuerza la segunda vuelta en Chile. Y luego, tenemos el escenario electoral del 2005, que es distinto. Ahí ustedes ven a un Joaquín Lavín que después de la elección, todos pensaban que iba a ser el próximo Presidente. Yo llegué de Alemania justo después de esa elección y todo el mundo pensaba que Lavín era el próximo presidente. Eso en enero después de la elección. Y resultó que Joaquín Lavín estuvo bastante tiempo arriba en las encuestas, pero luego vino la elección municipal de 2004 y Joaquín Lavín un poco antes, pero definitivamente después de esa elección empieza a caer en las encuestas y, por lo tanto, da espacio para la aparición de un segundo candidato de la Alianza que vendría a ser Sebastián Piñera. El resultado de eso lo vimos anteriormente, que corrieron dos  candidatos de la Alianza, y un candidato de la Concertación. Por lo tanto ahí tenemos el movimiento que tuvieron las encuestas justo antes de las elecciones. Otro elemento que yo creo que es importante en este análisis es la aprobación que tienen los gobiernos en ejercicio. Esto es siempre, yo diría como una cuenta de ahorros para la coalición incumbente, en este caso la Concertación. Yo les quiero llamar la atención sobre una cosa, que es el círculo rojo que está ahí, que es la aprobación del gobierno de Frei a fines de su mandato. ¿Por qué les llamo la atención sobre este punto? Porque el año 1999, es la primera vez que se fuerza una segunda vuelta electoral, y lo que tenemos ahí, es el gobierno de Frei con mayor desaprobación que aprobación. Por lo tanto, este es un elemento que yo creo que debemos considerar cuando estamos analizando las elecciones de este año. Cuando nosotros miramos fines del gobierno de Lagos, tenemos un gobierno de Lagos que terminó muy bien y  hoy día, tenemos un gobierno de la Presidenta Bachelet que estuvo con la desaprobación por sobre la aprobación bastante tiempo, pero que está terminando con una aprobación que es incluso más alta que la aprobación que tuvo a finales de su gobierno el Presidente Lagos. Uno de los factores que creo que también habría que meter adentro de este guiso, por decirle de alguna forma al análisis que se podría hacer de la elección presidencial de este año, es la relación que hay entre el cómo camina la economía y la aprobación del gobierno. Y acá lo que tenemos, ese gráfico nos muestra, la aprobación del gobierno de Frei, versus la conducción económica del país y vemos que ambos van de la mano, por lo tanto, la crisis económica de 1999, podría ser también un elemento de explicación, respecto a que se forzó por primera vez una segunda vuelta.
(Diapositiva N°3) Y este es el gráfico que tenemos hoy, este es el gráfico de aprobación presidencial  del gobierno de la Presidenta Bachelet , y por debajo en rojo, la aprobación del manejo económico. Aquí no hay que olvidar que estamos en la mitad de una crisis económica  y que, generalmente, en comportamiento electoral se dice que las crisis económicas le ayudan al desafiante, no al incumbente, pero en este caso pareciera ser que el apoyo de la Presidenta sube. De hecho cuando uno correlaciona esto y mira otro número, uno se da cuenta que el apoyo de la Presidenta comienza a subir justo cuando empieza la crisis económica mundial. Entonces la pregunta es ¿qué es lo que pasa ahí?. Yo creo que esto tiene que ver con el manejo del gobierno, pero también con una cosa que es súper importante. En el momento en que empieza a subir y, en septiembre del año pasado empieza a bajar fuertemente en Chile la inflación. Entonces, pareciera ser que un efecto importante en Chile ha sido la baja de la inflación. La pregunta es qué es lo que va a ocurrir de aquí a diciembre con el aumento del desempleo, que es un factor que fue importante para la elección del 1999.
(Diapositiva N° 4) ¿Cuál es el escenario que tenemos hoy día, el escenario actual? Esos son los datos que nos arroja la última encuesta CEP. Lo que tenemos ahí es a Sebastián Piñera con un 37%, y esta es la diferencia entre inscritos y no inscritos. En amarillo están los inscritos. Entonces, ¿qué es lo que tenemos ahí? A un Sebastián Piñera, encima de Eduardo Frei. Y luego, tenemos el factor nuevo. Marco Enríquez-Ominami, que es una persona que se sale de la Concertación, que critica fuertemente el manejo de la Concertación, pero que tiene sus raíces en la Concertación. Yo entiendo que Robert después va a ahondar un poco más en el fenómeno Marco Enríquez-Ominami, o en el no-fenómeno, ahí él nos dará su opinión. Entonces, ¿qué es lo que tenemos acá? El factor nuevo, dos cosas nuevas con respecto a los escenarios que habíamos tenido anteriormente. Uno es que tenemos por primera vez,  al candidato presidencial de la centro-derecha, arriba del candidato presidencial de la Concertación meses antes de la elección. Este escenario no lo habíamos tenido nunca antes. En 1999 lo que tuvimos fue un Lavín creciendo hasta llegar a diciembre. Lo que tenemos ahora, es un candidato presidencial  de la Alianza por encima del candidato presidencial de la Concertación, que en este caso es Eduardo Frei. Aquí los números son difícilmente comparables, porque él no era candidato presidencial único cuando se tomó esta misma encuesta anteriormente. Lo que si está sucediendo es que Frei está capitalizando el piso fuerte que tiene la Concertación electoralmente en Chile. Pero, por el lado corre Marco Enríquez-Ominami que capitaliza otros votos, pero que también está aglutinando parte de los votos descontentos de la Concertación.  Y una cosa que parece muy interesante, es que está aglutinando a todos aquellos que antes le competían también a la Concertación por la izquierda. Acá es interesante lo que está sucediendo con todos aquellos, porque la Concertación en los últimos años ha sufrido salidas de personeros importantes desde su conglomerado político, y que hoy día son candidatos presidenciales. Todos los candidatos presidenciales que tenemos ahí, menos Sebastián Piñera, son todos ex Concertación, o del PS o de la DC. Todas personas que en algún momento su capital político lo tenían en la Concertación, y que se salieron. Eso también es un fenómeno nuevo  y lo interesante en esta encuesta, es que nos muestra que pareciera ser que en alguna forma ese voto se está legitimando en torno a Marco Enríquez-Ominami.
(Diapositiva N°5)) Ese es el escenario de segunda vuelta. ¿Qué es lo que tenemos acá? Tenemos un empate. En estos momentos tenemos un empate, pero tenemos también  un porcentaje importante de personas que dice que va a votar blanco/nulo, o no va a votar o no ha decidido qué es lo que va a hacer. Lo interesante acá es qué es lo que pasa con los votos de Enrqíuez-Ominamo después de una primera vuelta. La segunda pregunta es cuántos votos va a tener finalmente Enríquez-Ominami en una primera vuelta. Y lo tercero, es acordarse que los votos de la primera a la segunda vuelta no siempre son completamente transferibles. De los datos que tenemos un 44% de los votos de Enríquez-Ominami, se van a Frei, un 28% se va a Piñera  y un 28% no está decidido para dónde se va. Por lo tanto, ¿qué nos muestran estos números? Nos muestran que la verdad es que todavía no se sabe muy bien y que estamos  jugando en el límite de esos votos que todavía no están decididos de para dónde van. Entonces, ¿qué es lo que es acá constante? Primero, un factor muy importante que no hemos mencionado: nuestro padrón electoral. Las personas que votan hoy día, son casi las mismas personas que votaron el año 1989. ¿Por qué? Porque tenemos muy poca inscripción de jóvenes. Por lo tanto, lo nuevo en el padrón electoral son pocos, los que no sabemos cómo van a votar. ¿De qué se trata esto entonces? De sí es que el candidato de la Alianza quiere ganar, tiene que ganarse voto a votos los que antes eran de la Concertación o lograr que se inscriban personas nuevas. Lo mismo Enríquez-Ominami si quiere ganar la elección, si quiere que le vaya bien tiene que sacarle votos a la Concertación o a la izquierda. La segunda constante respecto a las elecciones anteriores, es el piso electoral de la Concertación. Yo creo que acá tenemos que mirar esto, si es que lo miramos en el largo plazo con una Concertación que siempre ha tenido una mayoría en las elecciones excepto en la elección municipal del año pasado. Sin embargo, por otra parte tenemos a los factores nuevos. Una Concertación que hoy día yo la veo mucho más dividida que en cualquiera de las elecciones anteriores. Antes siempre tuvimos una Concertación que finalmente siempre se ordenó en torno a un candidato de su coalición política. Y lo que tenemos hoy día, a mi me parece, que son dos candidatos de la Concertación. Aunque Enríquez-Ominami  uno no podría decir que es tan de la Concertación en el fenómeno como lo fue Piñera en el 2005, respecto de la Alianza, pero si es un candidato que le está haciendo daño a la candidatura de Frei. Ahora lo otro, es un pacto que tenemos hoy entre la Concertación y el PC. Es un pacto parlamentario, pero que yo creo que le cambia la naturaleza también a la Concertación y que es un factor que no sabemos cómo se va a comportar para las próximas elecciones. Respecto a la elección de este año, yo creo que hoy tenemos un escenario de la Concertación que se parece al escenario de la Alianza el 2005. Es decir, dos candidatos presidenciales que compiten en parte por los mismos votos.  Otros factores que yo creo que son importantes, es qué va a pasar con la crisis económica. Yo creo que hasta ahora la crisis económica ha favorecido, porque el gobierno ha logrado sobrellevar esto. La pregunta es, ¿es ese apoyo de la presidenta completamente traspasable a Frei? Yo creo que en parte si, y yo creo que en parte el crecimiento de Frei se debe a eso. Sin embargo, pareciera ser que hay ciertos votos que no se están traspasando, porque de hecho parte de la gente que apoya al gobierno de la Presidenta Bachelet dice que va a votar por Piñera. Entonces, lo que yo creo  que son factores sumamente constantes en esta elección : el padrón electoral y una Concertación que siempre ha sido fuerte electoralmente. Sin embargo, una coalición política de gobierno que está más desordenada frente a una coalición política de oposición que está mucho más ordenada de lo que lo estuvo anteriormente en la elección del 99. Una Alianza, una coalición de oposición que ganó una elección municipal el año, que se pensaba no sería así, y el factor Enríquez-Ominamo. ¿Cuál es el resultado de eso para mi? La verdad es que no lo sé, yo no me atrevo a hacer ningún tipo de pronóstico, porque creo que lo que tenemos en la elección de este año son factores suficientemente nuevos como para no poder atreverse a hacer un análisis, porque no sabemos qué es lo que va a pasar con Enríquez-Ominami de aquí a fin de año, no sabemos qué es lo que va a pasar con la crisis económica, no sabemos qué tal va a ir la campaña electoral de Piñera, no sabemos sí la campaña electoral de Frei se va a lograr ordenar finalmente, no sabemos si la Concertación se va a lograr ordenar o no. Así es que yo creo que nos quedan cinco meses por delante, sumamente interesantes  y  que la elección de este año nos va a mostrar si es que terminamos un ciclo político o no. Porque si se producen factores completamente nuevos, gana Piñera por ejemplo, o si es que la votación de Enríquez-Ominami  es sumamente alta vamos a ver después de eso qué tan constante es nuestro comportamiento electoral o qué tan cambiante o qué tan fin de ciclo estamos parados hoy día”
Robert Funk
“Llama la atención los argumentos de continuidad y cambio, por cuanto mucho se ha escrito sobre Chile al respecto.
En esta elección en Chile estaría ocurriendo algo raro, en un contexto de crisis económica, desempleo y estancamiento del crecimiento, tenemos una Presidenta con niveles históricos de aprobación. En este sentido, la lógica del voto económico nos sugeriría que a Frei le debería estar yendo mal y a Piñera, mucho mejor. Como potencial explicación a esta paradoja, el profesor Funk sugiere, citando al profesor Navia, que la caída de la inflación podría tener una gran fuerza explicativa. Asimismo, la narrativa de la protección social, ayudaría a un sentimiento de tranquilidad en la ciudadanía. Sin duda, el gran elemento nuevo de esta elección es Enríquez-Ominami, pero sin ser un fenómeno como si lo fue Sarah Palin, lejana a los círculos tradicionales de poder y sin cumplir con el perfil esperado, tanto personal como intelectualmente. Enríquez-Ominami  es un outsider inventado. Es hijo de un mártir de la resistencia a la dictadura, hijastro de un Senador socialista, hijo de una madre perteneciente a las familias más tradicionales de Chile, casado con un personaje de la televisión, empresario del show business chileno, residente de uno de los barrios más caros de Chile y diputado de la República, por lo tanto parece un outsider.
Sin embargo su candidatura tiene dos dimensiones dignas de analizar. Se podría decir que es una Concertación light o 2.0 La otra dimensión importante, y que interesa particularmente a la ciencia política, es que ha entendido que el actual sistema de partidos no le sirve al Chile actual.
Si la Concertación pudo transformarse en una coalición socialdemócrata y catch all, Enríquez-Ominami podría ser descrito como todavía más catch all aún. Sus asesores son empresarios amigos de Fidel Castro y economistas neoliberales. Su programa incluye más privatización y flexibilización laboral. Su mensaje cae enteramente del léxico Concertacionista: “un Chile alegre, progresista (…) fácilmente podría ser un Chile, la alegría ya viene”. Es en este sentido que Enríquez-Ominami es neo-Concertación.
El gran valor de Enríquez-Ominami es que ha sabido capitalizar la disyuntiva del Chile actual. Sin estar completamente de acuerdo, el profesor Funk afirma que en Chile se instaló una lógica de transición pactada, con limitaciones de acción autoimpuestas que tienen que ver especialmente con la economía y la limitación de la institucionalidad política. Eso es lo que Funk  llama la Transición con mayúscula, por cuanto se convierte en un objeto. A diferencia de la transición con minúscula, que es el paso de un régimen militar a uno democrático. Este modelo de Transición es lo que ahora caracteriza al sistema político chileno, con falta de innovación en las medidas económicas, cuoteos políticos y bajo cambio en la institucionalidad política.
Por lo tanto, la Concertación no habría sido un proyecto programático, sino más bien, para recuperar la democracia. A pesar de eso, tuvieron éxito en mantener un gobierno y ser buenos “managers” del modelo de la dictadura. Finalmente, el gran programa de la Concertación ha sido una buena gestión de un paquete consensuado. El manager por excelencia fue Frei. De hecho  el Transantiago podría ser visto como la gran evidencia de la pérdida de esa capacidad de gestión que ostentaba la coalición. Eso Enríquez-Ominami lo entendió, y  se dio cuente que eso no basta para ser gobierno 20 años después. Esas negociaciones además han encasillado las lógicas políticas y no se condicen con el 2010. Además, Enríquez-Ominami vendría siendo un  Chavista, en la lógica de entender el sistema político chileno de manera similar al de punto fijo en su época en Venezuela. Él entendió que esa inmovilidad del sistema no sirve para el caso chileno ni da cuenta de la realidad. Lo que no entiende Enríquez-Ominami es que también hay buenas lecciones y que el consenso también tiene que ver con un acuerdo básico de la institucionalidad del país. En su energía juvenil  no separa lo del consenso institucional que es importante.
Todo lo anterior es elaborado a partir de dos preguntas que surgen del golpe militar: qué es lo que ocurrió y segundo, cómo recuperamos la democracia. De ese esfuerzo nace la Concertacíón y a la vez la contradicción entre un proyecto viable y la recuperación de la democracia. La tensión entre le renovación ideológica y la programática. La dificultad está en no saber si efectivamente se ha logrado la renovación programática, que podría eventualmente llevar a la destrucción de la Concertación”.
Manuel Riesco:
“Uno podría conceptualizar el momento actual  en donde al menos tres fenómenos  coinciden en un momento de crisis. El primero es el movimiento cíclico de la economía mundial. La crisis económicas han evidenciado un proceso de decaimiento cíclico. Esto conlleva transformaciones muy grandes en la manera de pensar  el liberalismo en el mundo. Al mismo tiempo aparece no sólo su caída, sino que también su largo ascenso en los años 80. Esto lleva a pensar que tiene relación con el crecimiento desproporcionado de un sector del empresariado mundial, el sector financiero. Detrás de esto está el poder político y el modo de pensar político y coincidente con el fenómeno de la globalización. Este fenómeno genera posibilidades de nuevos bloques y alianzas. El debilitamiento del sector financiero potencia otros sectores y el entendimiento con otros sectores. La consecuencia de esto para las economías como la chilena, es que estas fases de desarrollo vengan sucedidas por fases de desarrollo hacia adentro (como ocurrió después de la crisis del 29’).
Este giro no es el desarrollo hacia adentro  sólo de Chile, sino que también de América Latina, en términos económicos y políticos, de libre circulación de dinero, mercancías y personas.
También habría una correlación entre los distintos sectores sociales y su influencia en el poder. Habría una crisis en la representación que no puede continuar. El primer ciclo coincidió con el período desarrollista, donde se evidencia una alta participación social, una excelente distribución del ingreso (entre 29 y 71). Posterior a eso, se produce un aplastamiento de los actores sociales. Sin embargo, han continuado su transformación consolidando su importancia en la política. En este sentido, la  situación de Chile se asemeja a la de Sudáfrica, en donde amplios sectores carecen de representación.
El tercer elemento, es la institucionalidad. Desde el fin de la dictadura hasta hoy es un primer ciclo. Posterior a eso, la democracia sería un segundo momento, en donde estaríamos actualmente en un proceso de crisis. Períodos similares se produjeron en 1924 y 1973. Los grandes giros de estrategias de desarrollo requieren nuevas ideas y alianzas sociales en el poder.
La pregunta es cómo eso se expresa en la actual elección presidencial. En alguna medida se evidencia un ciclo de crisis, pero en la actual se expresa en el desarreglo de las coaliciones principales y el fenómeno Enríquez-Ominami. Bastó con que se abriera una pequeña brecha en las estructuras de control de los medios de comunicación, para que inmediatamente tomara vuelo el nuevo desarrollismo con la inclusión de los nuevos actores sociales ignorados.
En este sentido, un error del Estado ha sido regalar los recursos naturales como el cobre. Otro aspecto es reconstruir los servicios públicos como la educación,  la previsión pública, especialmente en el contexto de la crisis, el sistema de transporte público. Cómo esto se manifiesta en la próxima elección: el acuerdo que se ha producido entre la Concertación y la Izquierda, que demuestra la voluntad de generar un espacio político diferente. Finalmente no puedo estar más de acuerdo con quienes dicen que el destino de la elección va a depender mucho de la crisis económica.  Si no existe un paquete de reformas reactivadoras para los ciudadanos importantes, si eso no ocurre el escenario político se volverá incierto”.
Isidoro Cheresky
“La idea tradicional del análisis comparado con Chile es la  excepcionalidad. Suele ser visto como un país en donde hay régimen político organizado sobre parámetros tradicionales. Es decir, con Estado de derecho y con una centralidad de la representación política que se ha hecho cada vez más dudosa en los países de la región. Escuchando las intervenciones con atención yo tengo tendencia a pensar que no hay tanta excepcionalidad en Chile. No quiero que sea malinterpretado esto, pero es un fenómeno que se ha producido en las democracias occidentales. Entonces lo interesante es que en América Latina hay un proceso de la centralidad de las elecciones, no hay otro modo de acceso al poder, parece una redundancia, pero son los procesos electorales los que dan acceso al poder legítimo. Esto no quiere decir que hay competencia política, sino que más bien hay importancia ciudadana frente a los poderes corporativos. Hay modos de ejercer el poder que eran antidemocráticos cuando hemos tenidos dictaduras, pero también hay una tradición de democracias débiles o hackeadas por el mundo corporativo. Hay una tendencia en América Latina de primacía de pronunciamiento electoral, incluso en regímenes políticos con pretensiones refundacionales, también ahí hay que ganar las elecciones para llegar al poder (Bolivia, Venezuela). Por lo que he escuchado hay una relación en Chile entre las elecciones y la vivacidad política. Son como minirevoluciones. Las democracias son mundos de ciudadanos iguales y de coagulaciones de poderosos con influencia pública. En la medida que haya elecciones libres, nadie controla lo que vaya a pasar en esas elecciones. Se abre la posibilidad de cambios imprevistos. No hay un dominio sobre el escenario electoral. En Chile esto se ha acentuado como consecuencia con el fin de la transición y por la herencia del pasado institucional. Lo común a América Latina es que hay democracias electorales. Quizás en ciertos lugares hay más que una democracia electoral, en ese sentido Chile tiene una elección muy interesante. Tengo la impresión de que hay una mutación en el formato democrático, quiero decir que tenemos un régimen representativo, el Congreso, el Ejecutivo (una doble fuente de poder particular y problemático a diferencia de los parlamentarismos). En las sociedades contemporáneas hay cada vez menos ciudadanía encuadrada en espacios políticos. La paradoja es que se reafirma la representación, pero no según el modelo clásico de representación en los partidos. Acá tienen una presidenta con aprobación que no tiene relación con un candidato de su misma coalición. Esa disociación yo creo que es característica de nuestras sociedades, con una ciudadanía autonomizada.  La idea de capturar en un liderazgo encarnado, incluso los nuevos venidos a la política, no ha sido logrado. Un electorado fluctuante, que según la conformación de la escena se define, no tiene identidad política permanente. Esta autonomía ciudadana y partidos políticos debilitados son las dos caras de una misma moneda. Quizás en Chile también haya que pensar que las transformaciones son comunes a los tiempos que vivimos.
Respecto de las identidades políticas, esta fluctuación ciudadana también quiere decir que hay un modo de posicionarse de los ciudadanos frente al presente político, cada vez menos se va al cuarto oscuro buscando la sigla partidaria, la figura del líder de popularidad es la que tiende a encarnar o traducir el signo político. Yo creo que las cosas que se han dicho acá sobre la escena de cambio que hay en Chile, la aparición de la candidatura de Enríquez-Ominami es parecido a lo que se produce en la región, la emergencia de candidaturas que recogen el descontento. Uno efectivamente puede dudar sobre el perfil o el contenido o la capacidad de esas alternativas emergentes como fuerza de gobierno.  Eso es cierto, pero lo que hay que tomar en cuenta es la propensión a una ciudadanía vigilante que tiene tendencia a pronunciarse a un veto de la oferta política existente. Esta ciudadanía autonomizada es una ciudadanía permanente. Vivimos en democracias continuas, la ilustración chilena va más por el peso de las encuestas de opinión. Las mediciones de opinión son brújulas para las decisiones políticas y el posicionamiento de los candidatos. Los candidatos toman en cuenta cual es el impacto de su posicionamiento público. En otras sociedades de democracia continua, tiene otras expresiones. Un espacio público donde hay actores variados que disputan la representación política formal, que son grupos simplemente de representación virtual que tienen gran influencia. Y también los estallidos sociales. La ciudadanía no es sólo electoral, cada decisión está llamada a ser legitimada en sí misma más allá de lo electoral desaprobando al gobierno.
En este sentido, quiero mencionar los liderazgos, que son representativos del descontento. Los outsiders dan cuenta de fenómenos que la política tradicional no sabe capturar. El caso más significativo es Obama en EEUU. Hasta un año antes de las internas  Obama no figuraba dentro de los candidatos. Los representantes de los partidos eran Clinton y Giuliani. Apareció una figura apuntando a la guerra en Irak y la crisis económica. Esa figura fue Obama, que logró un apoyo importante de la ciudadanía y de la burguesía  postmoderna que se fue acoplando al discurso de renovación  y la movilización política que incorporó una alternativa nueva. Obama dejó de ser un candidato negro, no hizo una campaña de minorías culturales, sino que con un discurso político. En este sentido, la aparición de estos outsiders se hace evidente ante la falta de identificación de este nuevo electorado”.

Ena Von Baer

“(Diapositiva N°1) Los datos de esta presentación pertenecen a  la encuesta CEP. Y lo que les quiero llamar la atención de este cuadro es la línea que va hacia arriba, porque esa línea es la no identificación. Lo que tenemos nosotros ahí es que la identificación partidaria con los partidos a principios de los noventa era mucho más que la que tenemos hoy día. Alrededor de la mitad de los encuestados  ya no se identifica con los partidos, es decir, personas que no se sienten cercanos a un partido político. Sin embargo, si comparamos el sistema político chileno con otros sistemas políticos sabemos que en Chile el conocimiento con respecto a los partidos políticos y el voto político es bastante fuerte. Si uno mira esto en el largo plazo tenemos un aumento bastante importante de las personas que no se identifican con ningún partido político.  Esto es también para mostrarles la evolución que hemos tenido respecto de los resultados electorales. Esto está hecho (….) comparando la Alianza con la Concertación que son las dos grandes coaliciones políticas que tenemos en Chile , las que dominan en la competencia electoral, esto no quiere decir que no haya otros partidos sino que simplemente lo que les quiero mostrar acá es cómo se comportan estas dos coaliciones respecto a la competencia entre ellas. Lo que tenemos ahí , la línea naranja que va siempre por arriba, es la Concertación , y la línea azul que va por abajo es la coalición de centro-derecha, la Alianza. Como ustedes pueden ver en ese gráfico, a principios de los noventa la Concertación era mayoría en todas las elecciones y había una brecha bastante importante respecto a la Alianza. El resultado se cruza cuando uno mira el año 99, que es el primer círculo en rojo que ustedes tienen ahí. Esa es la elección donde por primera vez el candidato presidencial  de la Alianza fuerza una segunda vuelta y es la elección donde en segunda vuelta gana el Presidente Lagos. ¿Por qué señalo ese punto? Porque es un punto que yo considero como un punto de quiebre. Es desde ahí que hemos tenido segunda vuelta en las elecciones presidenciales en Chile, y desde ahí que la brecha entre las dos coaliciones políticas se ha estrechado, en algunas elecciones más, en otras menos. En las presidenciales siempre la competencia es más estrecha. Sin embargo, desde el año 99, yo creo que de lo que estamos hablando cuando estamos pensando en elecciones presidenciales en Chile, estamos hablando de un escenario competitivo. Un escenario donde estamos pensando generalmente que se va a producir una competencia estrecha. Con un escenario un poco distinto a partir del 2005, la línea azul está encima de la naranja en la primera vuelta, pero eso es un poco mentiroso porque está la suma de los votos de Sebastián Piñera y Joaquín Lavín que eran los candidatos de la Alianza en ese momento. Lo que les quiero llamar la atención ahí es que también se fuerza una segunda vuelta. Sin embargo, si es que ustedes miran bien los números todos los votos de Lavín y de Piñera no se traspasan a Piñera que es el que pasa de la Alianza a la segunda vuelta. Y gana en ese momento la elección la Concertación con la Presidenta Bachelet. Lo último sobre lo que les quiero comentar en este cuadro es que al final tenemos la elección municipal del año pasado. Ahí tenemos la primera elección, y este es un factor nuevo, la primera elección que gana la Alianza. Es la primera elección en veinte años que gana la Alianza. Sin embargo, nosotros en las elecciones municipales tenemos dos elecciones: la de alcaldes y la de concejales. La de alcaldes, para que nuestros amigos extranjeros entiendan, es para que el que manda en las municipalidades, y los concejales, es un Concejo  que se elije, que es un voto más partidario, lo otros es un voto más por persona. Y, ¿qué es lo que tenemos ahí? que en la de alcalde gana la Alianza y en la de concejales gana la Concertación. Sin embargo tenemos un elemento nuevo, que es la primera elección que gana la Alianza. Esto también es un elemento distinto que nosotros siempre tenemos que pensar que la elección municipal en Chile es la elección, yo creo que por desgracia para la elección municipal, que viene justo antes de la elección presidencial. Por lo tanto, siempre marca a la elección al año siguiente. Vamos a comentar eso un poco más tarde.

(Diapositiva N°2) Este es el escenario electoral en 1999, entre Joaquín Lavín y Ricardo Lagos. ¿Qué es lo que tenemos ahí? Un Joaquín Lavín que se fue acercando a Ricardo Lagos a medida que pasaba el tiempo y donde por primera vez se fuerza la segunda vuelta en Chile. Y luego, tenemos el escenario electoral del 2005, que es distinto. Ahí ustedes ven a un Joaquín Lavín que después de la elección, todos pensaban que iba a ser el próximo Presidente. Yo llegué de Alemania justo después de esa elección y todo el mundo pensaba que Lavín era el próximo presidente. Eso en enero después de la elección. Y resultó que Joaquín Lavín estuvo bastante tiempo arriba en las encuestas, pero luego vino la elección municipal de 2004 y Joaquín Lavín un poco antes, pero definitivamente después de esa elección empieza a caer en las encuestas y, por lo tanto, da espacio para la aparición de un segundo candidato de la Alianza que vendría a ser Sebastián Piñera. El resultado de eso lo vimos anteriormente, que corrieron dos  candidatos de la Alianza, y un candidato de la Concertación. Por lo tanto ahí tenemos el movimiento que tuvieron las encuestas justo antes de las elecciones. Otro elemento que yo creo que es importante en este análisis es la aprobación que tienen los gobiernos en ejercicio. Esto es siempre, yo diría como una cuenta de ahorros para la coalición incumbente, en este caso la Concertación. Yo les quiero llamar la atención sobre una cosa, que es el círculo rojo que está ahí, que es la aprobación del gobierno de Frei a fines de su mandato. ¿Por qué les llamo la atención sobre este punto? Porque el año 1999, es la primera vez que se fuerza una segunda vuelta electoral, y lo que tenemos ahí, es el gobierno de Frei con mayor desaprobación que aprobación. Por lo tanto, este es un elemento que yo creo que debemos considerar cuando estamos analizando las elecciones de este año. Cuando nosotros miramos fines del gobierno de Lagos, tenemos un gobierno de Lagos que terminó muy bien y  hoy día, tenemos un gobierno de la Presidenta Bachelet que estuvo con la desaprobación por sobre la aprobación bastante tiempo, pero que está terminando con una aprobación que es incluso más alta que la aprobación que tuvo a finales de su gobierno el Presidente Lagos. Uno de los factores que creo que también habría que meter adentro de este guiso, por decirle de alguna forma al análisis que se podría hacer de la elección presidencial de este año, es la relación que hay entre el cómo camina la economía y la aprobación del gobierno. Y acá lo que tenemos, ese gráfico nos muestra, la aprobación del gobierno de Frei, versus la conducción económica del país y vemos que ambos van de la mano, por lo tanto, la crisis económica de 1999, podría ser también un elemento de explicación, respecto a que se forzó por primera vez una segunda vuelta.

(Diapositiva N°3) Y este es el gráfico que tenemos hoy, este es el gráfico de aprobación presidencial  del gobierno de la Presidenta Bachelet , y por debajo en rojo, la aprobación del manejo económico. Aquí no hay que olvidar que estamos en la mitad de una crisis económica  y que, generalmente, en comportamiento electoral se dice que las crisis económicas le ayudan al desafiante, no al incumbente, pero en este caso pareciera ser que el apoyo de la Presidenta sube. De hecho cuando uno correlaciona esto y mira otro número, uno se da cuenta que el apoyo de la Presidenta comienza a subir justo cuando empieza la crisis económica mundial. Entonces la pregunta es ¿qué es lo que pasa ahí?. Yo creo que esto tiene que ver con el manejo del gobierno, pero también con una cosa que es súper importante. En el momento en que empieza a subir y, en septiembre del año pasado empieza a bajar fuertemente en Chile la inflación. Entonces, pareciera ser que un efecto importante en Chile ha sido la baja de la inflación. La pregunta es qué es lo que va a ocurrir de aquí a diciembre con el aumento del desempleo, que es un factor que fue importante para la elección del 1999.

(Diapositiva N° 4) ¿Cuál es el escenario que tenemos hoy día, el escenario actual? Esos son los datos que nos arroja la última encuesta CEP. Lo que tenemos ahí es a Sebastián Piñera con un 37%, y esta es la diferencia entre inscritos y no inscritos. En amarillo están los inscritos. Entonces, ¿qué es lo que tenemos ahí? A un Sebastián Piñera, encima de Eduardo Frei. Y luego, tenemos el factor nuevo. Marco Enríquez-Ominami, que es una persona que se sale de la Concertación, que critica fuertemente el manejo de la Concertación, pero que tiene sus raíces en la Concertación. Yo entiendo que Robert después va a ahondar un poco más en el fenómeno Marco Enríquez-Ominami, o en el no-fenómeno, ahí él nos dará su opinión. Entonces, ¿qué es lo que tenemos acá? El factor nuevo, dos cosas nuevas con respecto a los escenarios que habíamos tenido anteriormente. Uno es que tenemos por primera vez,  al candidato presidencial de la centro-derecha, arriba del candidato presidencial de la Concertación meses antes de la elección. Este escenario no lo habíamos tenido nunca antes. En 1999 lo que tuvimos fue un Lavín creciendo hasta llegar a diciembre. Lo que tenemos ahora, es un candidato presidencial  de la Alianza por encima del candidato presidencial de la Concertación, que en este caso es Eduardo Frei. Aquí los números son difícilmente comparables, porque él no era candidato presidencial único cuando se tomó esta misma encuesta anteriormente. Lo que si está sucediendo es que Frei está capitalizando el piso fuerte que tiene la Concertación electoralmente en Chile. Pero, por el lado corre Marco Enríquez-Ominami que capitaliza otros votos, pero que también está aglutinando parte de los votos descontentos de la Concertación.  Y una cosa que parece muy interesante, es que está aglutinando a todos aquellos que antes le competían también a la Concertación por la izquierda. Acá es interesante lo que está sucediendo con todos aquellos, porque la Concertación en los últimos años ha sufrido salidas de personeros importantes desde su conglomerado político, y que hoy día son candidatos presidenciales. Todos los candidatos presidenciales que tenemos ahí, menos Sebastián Piñera, son todos ex Concertación, o del PS o de la DC. Todas personas que en algún momento su capital político lo tenían en la Concertación, y que se salieron. Eso también es un fenómeno nuevo  y lo interesante en esta encuesta, es que nos muestra que pareciera ser que en alguna forma ese voto se está legitimando en torno a Marco Enríquez-Ominami.

(Diapositiva N°5)) Ese es el escenario de segunda vuelta. ¿Qué es lo que tenemos acá? Tenemos un empate. En estos momentos tenemos un empate, pero tenemos también  un porcentaje importante de personas que dice que va a votar blanco/nulo, o no va a votar o no ha decidido qué es lo que va a hacer. Lo interesante acá es qué es lo que pasa con los votos de Enrqíuez-Ominamo después de una primera vuelta. La segunda pregunta es cuántos votos va a tener finalmente Enríquez-Ominami en una primera vuelta. Y lo tercero, es acordarse que los votos de la primera a la segunda vuelta no siempre son completamente transferibles. De los datos que tenemos un 44% de los votos de Enríquez-Ominami, se van a Frei, un 28% se va a Piñera  y un 28% no está decidido para dónde se va. Por lo tanto, ¿qué nos muestran estos números? Nos muestran que la verdad es que todavía no se sabe muy bien y que estamos  jugando en el límite de esos votos que todavía no están decididos de para dónde van. Entonces, ¿qué es lo que es acá constante? Primero, un factor muy importante que no hemos mencionado: nuestro padrón electoral. Las personas que votan hoy día, son casi las mismas personas que votaron el año 1989. ¿Por qué? Porque tenemos muy poca inscripción de jóvenes. Por lo tanto, lo nuevo en el padrón electoral son pocos, los que no sabemos cómo van a votar. ¿De qué se trata esto entonces? De sí es que el candidato de la Alianza quiere ganar, tiene que ganarse voto a votos los que antes eran de la Concertación o lograr que se inscriban personas nuevas. Lo mismo Enríquez-Ominami si quiere ganar la elección, si quiere que le vaya bien tiene que sacarle votos a la Concertación o a la izquierda. La segunda constante respecto a las elecciones anteriores, es el piso electoral de la Concertación. Yo creo que acá tenemos que mirar esto, si es que lo miramos en el largo plazo con una Concertación que siempre ha tenido una mayoría en las elecciones excepto en la elección municipal del año pasado. Sin embargo, por otra parte tenemos a los factores nuevos. Una Concertación que hoy día yo la veo mucho más dividida que en cualquiera de las elecciones anteriores. Antes siempre tuvimos una Concertación que finalmente siempre se ordenó en torno a un candidato de su coalición política. Y lo que tenemos hoy día, a mi me parece, que son dos candidatos de la Concertación. Aunque Enríquez-Ominami  uno no podría decir que es tan de la Concertación en el fenómeno como lo fue Piñera en el 2005, respecto de la Alianza, pero si es un candidato que le está haciendo daño a la candidatura de Frei. Ahora lo otro, es un pacto que tenemos hoy entre la Concertación y el PC. Es un pacto parlamentario, pero que yo creo que le cambia la naturaleza también a la Concertación y que es un factor que no sabemos cómo se va a comportar para las próximas elecciones. Respecto a la elección de este año, yo creo que hoy tenemos un escenario de la Concertación que se parece al escenario de la Alianza el 2005. Es decir, dos candidatos presidenciales que compiten en parte por los mismos votos.  Otros factores que yo creo que son importantes, es qué va a pasar con la crisis económica. Yo creo que hasta ahora la crisis económica ha favorecido, porque el gobierno ha logrado sobrellevar esto. La pregunta es, ¿es ese apoyo de la presidenta completamente traspasable a Frei? Yo creo que en parte si, y yo creo que en parte el crecimiento de Frei se debe a eso. Sin embargo, pareciera ser que hay ciertos votos que no se están traspasando, porque de hecho parte de la gente que apoya al gobierno de la Presidenta Bachelet dice que va a votar por Piñera. Entonces, lo que yo creo  que son factores sumamente constantes en esta elección : el padrón electoral y una Concertación que siempre ha sido fuerte electoralmente. Sin embargo, una coalición política de gobierno que está más desordenada frente a una coalición política de oposición que está mucho más ordenada de lo que lo estuvo anteriormente en la elección del 99. Una Alianza, una coalición de oposición que ganó una elección municipal el año, que se pensaba no sería así, y el factor Enríquez-Ominamo. ¿Cuál es el resultado de eso para mi? La verdad es que no lo sé, yo no me atrevo a hacer ningún tipo de pronóstico, porque creo que lo que tenemos en la elección de este año son factores suficientemente nuevos como para no poder atreverse a hacer un análisis, porque no sabemos qué es lo que va a pasar con Enríquez-Ominami de aquí a fin de año, no sabemos qué es lo que va a pasar con la crisis económica, no sabemos qué tal va a ir la campaña electoral de Piñera, no sabemos sí la campaña electoral de Frei se va a lograr ordenar finalmente, no sabemos si la Concertación se va a lograr ordenar o no. Así es que yo creo que nos quedan cinco meses por delante, sumamente interesantes  y  que la elección de este año nos va a mostrar si es que terminamos un ciclo político o no. Porque si se producen factores completamente nuevos, gana Piñera por ejemplo, o si es que la votación de Enríquez-Ominami  es sumamente alta vamos a ver después de eso qué tan constante es nuestro comportamiento electoral o qué tan cambiante o qué tan fin de ciclo estamos parados hoy día”

Robert Funk

“Llama la atención los argumentos de continuidad y cambio, por cuanto mucho se ha escrito sobre Chile al respecto.

En esta elección en Chile estaría ocurriendo algo raro, en un contexto de crisis económica, desempleo y estancamiento del crecimiento, tenemos una Presidenta con niveles históricos de aprobación. En este sentido, la lógica del voto económico nos sugeriría que a Frei le debería estar yendo mal y a Piñera, mucho mejor. Como potencial explicación a esta paradoja, el profesor Funk sugiere, citando al profesor Navia, que la caída de la inflación podría tener una gran fuerza explicativa. Asimismo, la narrativa de la protección social, ayudaría a un sentimiento de tranquilidad en la ciudadanía. Sin duda, el gran elemento nuevo de esta elección es Enríquez-Ominami, pero sin ser un fenómeno como si lo fue Sarah Palin, lejana a los círculos tradicionales de poder y sin cumplir con el perfil esperado, tanto personal como intelectualmente. Enríquez-Ominami  es un outsider inventado. Es hijo de un mártir de la resistencia a la dictadura, hijastro de un Senador socialista, hijo de una madre perteneciente a las familias más tradicionales de Chile, casado con un personaje de la televisión, empresario del show business chileno, residente de uno de los barrios más caros de Chile y diputado de la República, por lo tanto parece un outsider.

Sin embargo su candidatura tiene dos dimensiones dignas de analizar. Se podría decir que es una Concertación light o 2.0 La otra dimensión importante, y que interesa particularmente a la ciencia política, es que ha entendido que el actual sistema de partidos no le sirve al Chile actual.

Si la Concertación pudo transformarse en una coalición socialdemócrata y catch all, Enríquez-Ominami podría ser descrito como todavía más catch all aún. Sus asesores son empresarios amigos de Fidel Castro y economistas neoliberales. Su programa incluye más privatización y flexibilización laboral. Su mensaje cae enteramente del léxico Concertacionista: “un Chile alegre, progresista (…) fácilmente podría ser un Chile, la alegría ya viene”. Es en este sentido que Enríquez-Ominami es neo-Concertación.

El gran valor de Enríquez-Ominami es que ha sabido capitalizar la disyuntiva del Chile actual. Sin estar completamente de acuerdo, el profesor Funk afirma que en Chile se instaló una lógica de transición pactada, con limitaciones de acción autoimpuestas que tienen que ver especialmente con la economía y la limitación de la institucionalidad política. Eso es lo que Funk  llama la Transición con mayúscula, por cuanto se convierte en un objeto. A diferencia de la transición con minúscula, que es el paso de un régimen militar a uno democrático. Este modelo de Transición es lo que ahora caracteriza al sistema político chileno, con falta de innovación en las medidas económicas, cuoteos políticos y bajo cambio en la institucionalidad política.

Por lo tanto, la Concertación no habría sido un proyecto programático, sino más bien, para recuperar la democracia. A pesar de eso, tuvieron éxito en mantener un gobierno y ser buenos “managers” del modelo de la dictadura. Finalmente, el gran programa de la Concertación ha sido una buena gestión de un paquete consensuado. El manager por excelencia fue Frei. De hecho  el Transantiago podría ser visto como la gran evidencia de la pérdida de esa capacidad de gestión que ostentaba la coalición. Eso Enríquez-Ominami lo entendió, y  se dio cuente que eso no basta para ser gobierno 20 años después. Esas negociaciones además han encasillado las lógicas políticas y no se condicen con el 2010. Además, Enríquez-Ominami vendría siendo un  Chavista, en la lógica de entender el sistema político chileno de manera similar al de punto fijo en su época en Venezuela. Él entendió que esa inmovilidad del sistema no sirve para el caso chileno ni da cuenta de la realidad. Lo que no entiende Enríquez-Ominami es que también hay buenas lecciones y que el consenso también tiene que ver con un acuerdo básico de la institucionalidad del país. En su energía juvenil  no separa lo del consenso institucional que es importante.

Todo lo anterior es elaborado a partir de dos preguntas que surgen del golpe militar: qué es lo que ocurrió y segundo, cómo recuperamos la democracia. De ese esfuerzo nace la Concertacíón y a la vez la contradicción entre un proyecto viable y la recuperación de la democracia. La tensión entre le renovación ideológica y la programática. La dificultad está en no saber si efectivamente se ha logrado la renovación programática, que podría eventualmente llevar a la destrucción de la Concertación”.

Manuel Riesco:

“Uno podría conceptualizar el momento actual  en donde al menos tres fenómenos  coinciden en un momento de crisis. El primero es el movimiento cíclico de la economía mundial. La crisis económicas han evidenciado un proceso de decaimiento cíclico. Esto conlleva transformaciones muy grandes en la manera de pensar  el liberalismo en el mundo. Al mismo tiempo aparece no sólo su caída, sino que también su largo ascenso en los años 80. Esto lleva a pensar que tiene relación con el crecimiento desproporcionado de un sector del empresariado mundial, el sector financiero. Detrás de esto está el poder político y el modo de pensar político y coincidente con el fenómeno de la globalización. Este fenómeno genera posibilidades de nuevos bloques y alianzas. El debilitamiento del sector financiero potencia otros sectores y el entendimiento con otros sectores. La consecuencia de esto para las economías como la chilena, es que estas fases de desarrollo vengan sucedidas por fases de desarrollo hacia adentro (como ocurrió después de la crisis del 29’).

Este giro no es el desarrollo hacia adentro  sólo de Chile, sino que también de América Latina, en términos económicos y políticos, de libre circulación de dinero, mercancías y personas.

También habría una correlación entre los distintos sectores sociales y su influencia en el poder. Habría una crisis en la representación que no puede continuar. El primer ciclo coincidió con el período desarrollista, donde se evidencia una alta participación social, una excelente distribución del ingreso (entre 29 y 71). Posterior a eso, se produce un aplastamiento de los actores sociales. Sin embargo, han continuado su transformación consolidando su importancia en la política. En este sentido, la  situación de Chile se asemeja a la de Sudáfrica, en donde amplios sectores carecen de representación.

El tercer elemento, es la institucionalidad. Desde el fin de la dictadura hasta hoy es un primer ciclo. Posterior a eso, la democracia sería un segundo momento, en donde estaríamos actualmente en un proceso de crisis. Períodos similares se produjeron en 1924 y 1973. Los grandes giros de estrategias de desarrollo requieren nuevas ideas y alianzas sociales en el poder.

La pregunta es cómo eso se expresa en la actual elección presidencial. En alguna medida se evidencia un ciclo de crisis, pero en la actual se expresa en el desarreglo de las coaliciones principales y el fenómeno Enríquez-Ominami. Bastó con que se abriera una pequeña brecha en las estructuras de control de los medios de comunicación, para que inmediatamente tomara vuelo el nuevo desarrollismo con la inclusión de los nuevos actores sociales ignorados.

En este sentido, un error del Estado ha sido regalar los recursos naturales como el cobre. Otro aspecto es reconstruir los servicios públicos como la educación,  la previsión pública, especialmente en el contexto de la crisis, el sistema de transporte público. Cómo esto se manifiesta en la próxima elección: el acuerdo que se ha producido entre la Concertación y la Izquierda, que demuestra la voluntad de generar un espacio político diferente. Finalmente no puedo estar más de acuerdo con quienes dicen que el destino de la elección va a depender mucho de la crisis económica.  Si no existe un paquete de reformas reactivadoras para los ciudadanos importantes, si eso no ocurre el escenario político se volverá incierto”.

Isidoro Cheresky

“La idea tradicional del análisis comparado con Chile es la  excepcionalidad. Suele ser visto como un país en donde hay régimen político organizado sobre parámetros tradicionales. Es decir, con Estado de derecho y con una centralidad de la representación política que se ha hecho cada vez más dudosa en los países de la región. Escuchando las intervenciones con atención yo tengo tendencia a pensar que no hay tanta excepcionalidad en Chile. No quiero que sea malinterpretado esto, pero es un fenómeno que se ha producido en las democracias occidentales. Entonces lo interesante es que en América Latina hay un proceso de la centralidad de las elecciones, no hay otro modo de acceso al poder, parece una redundancia, pero son los procesos electorales los que dan acceso al poder legítimo. Esto no quiere decir que hay competencia política, sino que más bien hay importancia ciudadana frente a los poderes corporativos. Hay modos de ejercer el poder que eran antidemocráticos cuando hemos tenidos dictaduras, pero también hay una tradición de democracias débiles o hackeadas por el mundo corporativo. Hay una tendencia en América Latina de primacía de pronunciamiento electoral, incluso en regímenes políticos con pretensiones refundacionales, también ahí hay que ganar las elecciones para llegar al poder (Bolivia, Venezuela). Por lo que he escuchado hay una relación en Chile entre las elecciones y la vivacidad política. Son como minirevoluciones. Las democracias son mundos de ciudadanos iguales y de coagulaciones de poderosos con influencia pública. En la medida que haya elecciones libres, nadie controla lo que vaya a pasar en esas elecciones. Se abre la posibilidad de cambios imprevistos. No hay un dominio sobre el escenario electoral. En Chile esto se ha acentuado como consecuencia con el fin de la transición y por la herencia del pasado institucional. Lo común a América Latina es que hay democracias electorales. Quizás en ciertos lugares hay más que una democracia electoral, en ese sentido Chile tiene una elección muy interesante. Tengo la impresión de que hay una mutación en el formato democrático, quiero decir que tenemos un régimen representativo, el Congreso, el Ejecutivo (una doble fuente de poder particular y problemático a diferencia de los parlamentarismos). En las sociedades contemporáneas hay cada vez menos ciudadanía encuadrada en espacios políticos. La paradoja es que se reafirma la representación, pero no según el modelo clásico de representación en los partidos. Acá tienen una presidenta con aprobación que no tiene relación con un candidato de su misma coalición. Esa disociación yo creo que es característica de nuestras sociedades, con una ciudadanía autonomizada.  La idea de capturar en un liderazgo encarnado, incluso los nuevos venidos a la política, no ha sido logrado. Un electorado fluctuante, que según la conformación de la escena se define, no tiene identidad política permanente. Esta autonomía ciudadana y partidos políticos debilitados son las dos caras de una misma moneda. Quizás en Chile también haya que pensar que las transformaciones son comunes a los tiempos que vivimos.

Respecto de las identidades políticas, esta fluctuación ciudadana también quiere decir que hay un modo de posicionarse de los ciudadanos frente al presente político, cada vez menos se va al cuarto oscuro buscando la sigla partidaria, la figura del líder de popularidad es la que tiende a encarnar o traducir el signo político. Yo creo que las cosas que se han dicho acá sobre la escena de cambio que hay en Chile, la aparición de la candidatura de Enríquez-Ominami es parecido a lo que se produce en la región, la emergencia de candidaturas que recogen el descontento. Uno efectivamente puede dudar sobre el perfil o el contenido o la capacidad de esas alternativas emergentes como fuerza de gobierno.  Eso es cierto, pero lo que hay que tomar en cuenta es la propensión a una ciudadanía vigilante que tiene tendencia a pronunciarse a un veto de la oferta política existente. Esta ciudadanía autonomizada es una ciudadanía permanente. Vivimos en democracias continuas, la ilustración chilena va más por el peso de las encuestas de opinión. Las mediciones de opinión son brújulas para las decisiones políticas y el posicionamiento de los candidatos. Los candidatos toman en cuenta cual es el impacto de su posicionamiento público. En otras sociedades de democracia continua, tiene otras expresiones. Un espacio público donde hay actores variados que disputan la representación política formal, que son grupos simplemente de representación virtual que tienen gran influencia. Y también los estallidos sociales. La ciudadanía no es sólo electoral, cada decisión está llamada a ser legitimada en sí misma más allá de lo electoral desaprobando al gobierno.

En este sentido, quiero mencionar los liderazgos, que son representativos del descontento. Los outsiders dan cuenta de fenómenos que la política tradicional no sabe capturar. El caso más significativo es Obama en EEUU. Hasta un año antes de las internas  Obama no figuraba dentro de los candidatos. Los representantes de los partidos eran Clinton y Giuliani. Apareció una figura apuntando a la guerra en Irak y la crisis económica. Esa figura fue Obama, que logró un apoyo importante de la ciudadanía y de la burguesía  postmoderna que se fue acoplando al discurso de renovación  y la movilización política que incorporó una alternativa nueva. Obama dejó de ser un candidato negro, no hizo una campaña de minorías culturales, sino que con un discurso político. En este sentido, la aparición de estos outsiders se hace evidente ante la falta de identificación de este nuevo electorado”.

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